Después de sufrir por mucho tiempo, (quince años para ser exacta) hoy nos deja; rodeada de tantas personas con semblante caído, miradas vacías y corazón triste, reflexiono acerca de lo que fue su vida.
Un abandono en su adolescencia que no pudo superar, lo sumergió en una tristeza tan profundo que inundó su corazón de amargura. Jamás supo dar amor, el mal genio, su compañero intimo lo acompañaba a todo lugar, su mal carácter ahuyentaba a quién se le acercaba. No tenía amigos, muy pocos conocidos lo acompañaron en su funeral.
¿Que tanto disfruto mi vida hoy?
¿Soy feliz?
¿Expreso amor a mi familia?
¿Sueño, suspiro, perdono?
Estas fueron algunas de las preguntas que me formule mientras nos despedíamos de él.
No quiero terminar así, no quiero que me recuerden como alguien que no supo amar, que no supo valorar; por eso, tomé una decisión: Seré feliz. Sí, seré feliz a pesar de las circunstancias, regalaré una sonrisa, lucharé por mis sueños, agradeceré a Dios por mi familia, mis amigos, por cada día que me regala para compartir, soñar, reír, amar, porque vida sólo hay una y cuando estemos en un cajón rodeados de nuestros conocidos, ya será... demasiado tarde.
No quiero terminar así, no quiero que me recuerden como alguien que no supo amar, que no supo valorar; por eso, tomé una decisión: Seré feliz. Sí, seré feliz a pesar de las circunstancias, regalaré una sonrisa, lucharé por mis sueños, agradeceré a Dios por mi familia, mis amigos, por cada día que me regala para compartir, soñar, reír, amar, porque vida sólo hay una y cuando estemos en un cajón rodeados de nuestros conocidos, ya será... demasiado tarde.
